Advertencias: muy melancólico.
Con
sus cabellos chorreantes y las gotas de lluvia opacando sus lágrimas
lo veía partir. Él lo sabía, sabía que no iba a tardar mucho su
pareja en cansarse de él si lo seguía tratando de ese modo, pero no
podía evitarlo. En el fondo escuchaba las palabras de éste cada vez
que le contaba lo mal que se sentía por su trato, pero no podía
evitarlo.
Siempre
se había sentido solo. Estaba muy acostumbrado a que la gente jugara
con él y había creado una carcasa para no seguir sufriendo por
ello. Y ahora, que por primera vez había conseguido a alguien
dispuesto a amarlo con todo su ser, él ya no era capaz de mostrar
sus sentimientos. Buscaba constantemente un pretexto para estar mal,
porque estaba acostumbrado a ello y no podía dejar de ser lo que
era.
Dio
media vuelta y entró a la casa. Sacó el celular y empezó a ver el
historial de mensajes. Había muchos “te amo”, “te extraño”
y “estamos hechos el uno para el otro” entreverado con otros
tantos “no tenemos que estar juntos”, “te hace mal estar
conmigo” y tantas otras frases similares que se habían ido
acumulando hasta convertirse en un peso muy grande para su pareja.
Comenzó
a llorar desesperado -porque sí, los hombres también lloran-. Por
un lado se sentía aliviado de saber que ya no le causaría más
daño, que quizás estaría mal un tiempito y luego todo volvería a
la normalidad en su vida; conseguiría otra pareja, una que lo ame de
una forma más abierta, que se lo sepa demostrar. Pero él no podría
volver a ser feliz, porque por primera vez había conseguido amar a
alguien, y como un imbécil lo había dejado partir.
“Alguien
me dijo una vez que todos podemos cambiar si lo deseamos y si
actuamos para que el cambio suceda” pensó cuando se hubo
tranquilizado un poco, pero no le encontró sentido, o tal vez sí.
Él tuvo la intención de cambiar, faltó la acción para
conseguirlo. Nunca supo como hacerlo.
Y
las gotas caen, repiqueteando con fuerza en el techo. Y sus ojos
derraman lágrimas, aunque él ya no llora. Y agarra el celular,
escribe un escueto “te amo” que parece tan simple pero guarda
todo lo que siente, todo el amor, el dolor de haberlo perdido, la
necesidad de tenerlo consigo y la felicidad de saber que al menos él,
sea con quien sea y esté donde esté, va a poder ser feliz, porque
se lo merece y porque, si lo conoce como cree, aunque le haya dicho
que no, va a luchar por serlo.
Uno
a veces cree que el otro no sabe lo que quiere, lo que necesita. Cree
tener la verdad. Está convencido de que lo que piensa es lo que
realmente es, el otro está confundido y por eso no puede verlo. ¿Y
si quizás no es así? ¿Y si su pareja siempre tuvo razón y en
serio lo necesitaba? Pero ya es tarde para volver atrás. Cuando uno
le ha hecho tanto daño a una persona no puede simplemente pedir
disculpas y regresar. Hay acciones que no tienen vuelta atrás.
Es
verdad, hay acciones que no tienen vuelta atrás.
~Fin~
Hi!
ResponderEliminarAiko Kimura reportándose.
xD Perfecto para el 14 de febrero.
D: Qué triste terminar con tu pareja cuando llueve y eso. XD Y lo dice alguien a quien le encanta la lluvia. Pero para asuntos así, la lluvia hace más trágico todo.
En fin. XD Supongo que tu intención al escribir no era que alguien filosofara sobre la lluvia, ¿verdad?
Pobre tipo, qué mal que se siente. Pero para el otro tampoco resultó fácil, imagino.
Me gustó en especial el final. Porque al término de una relación, junto con otras dudas, siempre quedan los "¿y si...?" que terminan por atormentar más a los desconsolados. Pero, tal como dices, no hay vuelta atrás. Y hay que seguir.
Y cómo el chico, después de llorar y qué se yo, toma una visión un tanto más positiva del asunto y no se hunde en la depresión y que todo está mal y blas. Dice mucho de él que piense que, a pesar de todo lo que quiere al otro, éste puede ser feliz. Y que lo desee.
^^ Y eso. Un gustazo leerte, ya sabes :D.
¡Cuídate un montón! Ojalá nos estemos leyendo pronto.
Aiko-chan se retira;
Bye!
Fue una casualidad enorme que publicara esto el 14 de febrero, lo tenia escrito hacia unos dias pero por diversos motivos no pude publicarlo antes. Es el destino (?)
ResponderEliminarCreo que las cosas deberían ser así. Que separarse mal es en vano, por mas que lo que haya propiciado la separación no haya sido bueno. Si de verdad querés a alguien vas a querer que sea feliz, si es con vos mejor, pero sino igual. Y si sentís que lo hacés infeliz creo que es lógico querer dejarlo, ¿no?
Gracias por leer siempre y dejarme tu opinión. Yo tengo que cumplir, que leí varias entradas en tu blog y no las comenté.
Nos estamos leyendo. Un beso.