lunes, 13 de septiembre de 2010

Engaño

Arrepentimiento
Imagen:

Advertencias: Alusión a sexo muy implícito, muerte de personaje.



  Las lágrimas caían de sus ojos mientras él, apoyado contra la pared, observaba por el resquicio de la puerta lo que ocurría dentro de la habitación. Su pecho ardía tanto que hasta el respirar le resultaba doloroso, y es que no se lo esperaba… No de ella.

  Le dolía en el alma ver cómo otro hombre acariciaba ese cuerpo que debía ser sólo suyo. Esos labios extraños recorrían la sedosa piel, dejando besos impuros a lo largo del camino mientras sus extremidades se entrelazaban desesperadamente junto con las sábanas.

  Comenzó a preguntarse desde cuándo lo engañaba. Muchas veces tuvo sus dudas, pero se preguntaba si no sería en realidad producto de sus celos o su amor, porque bien sabía que ambos podían engañarlo haciéndole creer cosas que mucho distaban de la realidad. Sin embargo, en ese momento todo comenzaba a cobrar sentido. Lo que veía no era una equivocación, ni un producto de sus celos o su imaginación.

  Era real.

  Tan real que parecía atravesar su pecho como colmillos afilados, dejando el veneno allí mismo.

  Dio un par de pasos hacia atrás, trastabillando, hasta quedar recostado contra la pared. Se encontraba un poco aturdido y demoró un momento en aclarar sus ideas pero cuando lo consiguió salió corriendo, llevándose por delante todo lo que encontró a su paso, sin importarle romper varias cosas en el proceso. Lo único que deseaba era salir de aquel horrible lugar.

  Afuera llovía como si fuera el fin del mundo. El viento azotaba entre las ramas de los árboles, produciendo un sonido tétrico. Sus ropas se empaparon al instante, pero eso tampoco le importó.

  Siguió corriendo sin rumbo fijo. Nada le importaba. Realmente… nada.

  Y se odió.

  Había luchado contra todo para estar junto a ella. Su familia, sus amigos… Se enfrentó a todos aquellos que le importaban por no aceptarla como su novia. Los había perdido a todos por ella.

  Cuan equivocado estuvo al hacerlo.

  En ese momento se dio cuenta de que estaba completamente solo por su culpa. No le alcanzaría la vida para arrepentirse por haber creído en alguien así.

  —¡Muchacho! ¡Cuidado!

  Agitó la cabeza ante el grito de la señora. El pavimento estaba resbaloso a causa de la lluvia y al intentar detenerse patinó, terminando de rodillas en el suelo.

  Vio el auto que se acercaba hacia donde él estaba, y lo primero que pensó fue en ella. Idiota, ni siquiera luego de lo sucedido podía sacarla de su mente.

  Esperó el impacto con una irónica sonrisa; después de todo ya no le quedaba nada, y una vida para arrepentirse era demasiado.


~Fin~

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