domingo, 19 de septiembre de 2010

Ángel solitario

Ángel de la soledad
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Advertencias: Ha quedado algo raro.



  Era una fresca noche de otoño. El viento soplaba con firmeza, haciendo bailar las hojas secas en el suelo al tiempo que provocaba que otras débiles cayeran de los árboles.

  Las calles estaban prácticamente vacías a esa hora, salvo por la presencia de un grupo de adolescentes que se escabullía entre las sombras provocadas por las luces de mercurio. Un chico moreno iba a la cabeza, guiando a los demás hacia un extremo de la ciudad.

  A unos pocos metros, alejada de la zona urbana, se veía una casa abandonada. Podría suponerse que en su época hubiera sido una mansión preciosa, pero en la actualidad sólo las ruinas de aquello quedaban. Las paredes estaban resquebrajadas y cubiertas de moho y tizne; los vidrios de los grandes ventanales, agrietados y la estructura en sí parecía haberse desnivelado con los años.

  —¿Están seguros de esto? —se atrevió a preguntar al fin una joven de aspecto frágil, viendo al resto de sus compañeros.

  —¿Es que piensas desistir ahora? —retrucó uno de sus compañeros, fijando sus ojos en ella con aire retador.

  La muchacha dio un paso hacia atrás. No estaba tan segura, a esas alturas, de querer seguir adelante con el plan. Por supuesto que antes quería hacerlo, le había gustado la idea desde el momento en que se lo habían planteado, pero viendo ahora el lugar se estaba preguntando si realmente quería seguir adelante.

  —Ya va a ser hora —informó otra de las chicas, viendo con sus ojos castaños el reloj de pulsera que llevaba. Faltaban unos pocos minutos para las tres.

  —Esto es lo que haremos —propuso el líder y continuó—: Los que quieran seguir, adelante; los que quieran abandonar, pueden dar media vuelta e irse.

  El grupo comenzó a avanzar. Dos de los miembros titubearon un poco, pero al final se decidieron a seguirlos. La niña iba detrás del muchacho de complexión más robusta, garrándose con una de sus manos del borde de su remera.

  La puerta del frente estaba trancada, pero uno de los jóvenes había ido antes al lugar y sabía de una ventana que podía ser abierta desde fuera. Aquel que siempre iba de comedido para todo fue el primero en separarse del grupo para buscar algo con qué hacer palanca a las maderas que sellaban la abertura, y a los pocos minutos tenían la entrada despejada.

  —Este lugar es increíble —exclamó una de las muchachas, viendo la inmensidad de la estructura que los albergaba.

  Seguían a su líder de cerca, alumbrando con las linternas hacia todas direcciones. Aún faltaba un minuto para que apareciera y ya varios temblaban ligeramente. ¿A qué le temían? Tal vez ni siquiera ellos mismos lo sabían. Quizás era solo la emoción por lo que verían.

  Había una gran puerta frente a ellos. Dos de los varones asintieron al verse y se aventuraron a abrirla. No fue una tarea fácil dado el peso de la misma, pero pudieron hacerlo. El resto del grupo alumbró hacia el interior.

  —Era… verdad —susurró la chica de cabellos castaños, viendo la figura que se alzaba frente a ellos.

  Un vestido negro, ajustado, cubría desde su busto hasta sus pies. Sus cabellos, que llegaban hasta debajo de sus hombros, estaban algo alborotados. Pero lo que más llamó su atención fue el semblante triste de aquel hermoso ángel que en ningún momento pareció percatarse de la presencia del grupo.

  —Vaga por esta mansión desde el día del incendio —explicó alguien.

  Los chicos voltearon rápidamente al verse descubiertos, pero el anciano que se encontraba detrás de ellos no parecía querer traerles problemas. No eran los primeros ni serían los últimos que escucharían sobre el ángel e irían a comprobar su existencia.

  —Regresa todas las noches a esta hora y espera a la persona que había prometido sacarla de aquí —miró hacia el interior de la habitación, viéndola caminar con impaciencia.

  Los chicos también la vieron y para cuando volvieron a voltear el anciano ya no estaba. Ninguno de ellos entendió cómo hizo para desaparecer, ni tampoco qué hacía allí. ¿Tendría alguna relación con el ángel? Tal vez también habría vivido en esta casa antes del incendio del cual habló.

  Habiendo visto suficiente salieron del lugar, algunos más rápido que otros, pero todos pensando en las palabras de aquel hombre. En ese momento sólo pensaban en regresar a sus seguros hogares y dormir, pero al día siguiente muchos de ellos intentarían descubrir un poco más sobre el ángel solitario.


Continuará…

4 comentarios:

  1. Awww, hermoso, tiene su no-sé-qué de tu escritura...jejeje

    Besitos!
    Muchisisimo tiempo sin saber de ti!

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Morri.

      Siento que le falta... No sé, algo. Espero arreglar eso con los demás. Creo que esta mayormente fue una prueba porque no sabía cómo comenzar con los ángeles...

      Lo mismo digo, hace mucho que no nos leemos... A ver si la cosa cambia un poco...

      Besos y abrazos, bonita.

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  2. Me gustó y mucho, pero creo que te enrrollas demasiado con las descripciones de los chicos. Digamos, no importa cómo son ellos, sino lo que pasa en la historia. Creo que eso distrae al lector. Si en vez de dar caracteristicas físicas hubieras puesto adjetivo, le daba otro color al relato. Por ejemplo: el más valiente, la más temerosa. La menor del grupo (o la niña), etc. No sé si se entiende lo que trato de decir: como lector a mí no me importa cómo sean ellos :D a eso voy. Y ese detalle distrae.

    Ahora, el anciano, ¿quién es? Supongo que será alguien que tiene que ver con el ángel. Si bien no es necesario que digas quién es, por lo menos es necesario dar una pista. Puede ser Dios, sin necesidad de nombrarlo. O una de las tantas formas de Dios. No sé cómo se podría dar una pista sin tener que decirlo pero por ejemplo, explicar que sentían los jovenes ante la presencia del anciano: "El miedo se desvanecía ante la presencia del anciano, quizás era la sonrisa afable que les dedicaba o la manera de moverse, pero de alguna manera ellos sentían que estaban seguros, que no debían temer a nada, que lo que estaba frente a ellos no era más que una manifestación de lo intangible"

    Blablabla... Esas dos cosas, me quedó en el aire saber del anciano. Puede no ser Dios y ser alguien relacionado al ángel, pero siento que está por estar si no me das algo con qué relacionarlo al ángel. Hablas del incendio, pero no explicas qué razones puede tener el ángel para estar anclado ahí o quién y porqué la pueden ir a buscar. ¿Será el anciano?

    ¿Ves? dejas muchos interrogantes para el lector. El relato, te reitero, me ha gustado muchísimo en cuanto a contenido, a idea, pero en mi humilde opinión deberías narrar más. y te animo a a ello, porque la historia tiene mucho jugo para exprimirle; tu idea es buena, pero explótala un poquito más. La narración es excelente, las descripciones del lugar y como logras meter al autor, y sobre la gramática no vi fallos =).

    En fin, me retiro. Perdón por las posibles faltas en éste comentario (estoy apuradísima y sino te expresaba mi sentir ahora después te iba a comentar la mitad).

    Un beso y que andes bien ^^.

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    1. Uy, gracias Dita. Creo que esto era lo que necesitaba (algo no me gustaba, pero no me daba cuenta el qué).

      Veré de editar todo o agregar algún otro capítulo (que creo tener algo dando vueltas en la cabeza para ello).

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