jueves, 5 de agosto de 2010

Volar

Deseo volar.
Imagen:
 

Advertencias: Ninguna importante.






  Las hectáreas de verde césped se extendían hasta el infinito; o al menos eso le parecía a él que, con sus cinco años de edad y poco más de un metro de altura, veía el mundo más grande de lo que en realidad era. Había un punto, muy lejos, donde el césped parecía fundirse con el cielo, comenzando a verse algunos árboles como sombras.

  Josh corría por ese campo todas las mañanas, con los brazos extendidos horizontalmente cual si fuera un avión mientras casi gritaba algo como “comando interespacial, estoy cerca del objetivo”. Sus cabellos un poco largos se despeinaban con el viento, pero eso poco le importaba; estaba demasiado concentrado en lo que hacía como para prestar atención a tales nimiedades.

  Sólo había una cosa que podía distraerlo de su eterna carrera. No eran los gritos de su madre para avisarle que la comida estaba lista; esos nunca funcionaban y al final siempre tenía que correr detrás de él, tomarlo en brazos y llevarlo en el aire hasta la casa, como si intentara ayudarlo a volar. Tampoco el tiempo; estuviese por llover, con truenos y relámpagos incluidos, él seguía firme con su pasatiempo.

  No.

  Lo único que podía llamar su atención lo suficiente como para que dejara de simular ser un avión era escuchar el sonido de uno de verdad. Apenas sentía el vibrar de uno de esos enormes pájaros de metal, se detenía en seco y comenzaba a buscar con la mirada en el cielo hasta encontrar el punto negro que atravesaba ese azul celeste dejando una estela de humo a su paso. Cuando lo conseguía, salía corriendo a buscar a quien fuera.

  —¡Un avión! ¡Un avión! —gritaba.

  Quien lo escuchaba sabía que tenía que dejar lo que quiera que estuviera haciendo y seguirlo para ver lo que tenía que mostrarles. Ninguno de ellos reaccionaba mal. Los trabajos del campo eran así: no había fin de semana ni feriado, porque los animales no dejaban de comer, el césped de crecer o los frutos de brotar por el día que fuera. Sin embargo, no había trabajo alguno que no pudiera postergarse unos minutos para complacer al más pequeño y travieso de la casa.

  Y quién sabe. Quizás ese niño que ahora jugaba a ser un avión, algún día se convertiría en el mejor piloto de la historia y cumpliría su sueño de llegar más alto que las nubes.

  Quizás… su deseo de volar se haría realidad.


~Fin~

4 comentarios:

  1. Que bonito, me gusta mucho como escribes sobre los niños, plasmas a la perfeccion su inocencia, un beso y sigue con esto.

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    1. Muchas gracias Princesa. Es curioso el hecho de que los niños no son de mi agrado, pero amo escribir sobre ellos.

      Besos.

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  2. Hi!
    Aiko Kimura reportándose.

    ¡Dios! Adoré este relato. ¡¡Tan tierno, tan inocente!! o.o Tan puro.

    Preciso y precioso. Simplemente me encantó.

    Ya al final, en la frase:
    "sabía que tenía que deja"
    Faltó la "R" final en "dejar".

    Sólo eso.
    xD Y ya, debo irme.
    Te cuidas y todo eso.
    Aiko-chan se retira;
    Bye!

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    1. Hola Aiko.

      Jaja, esa era la idea, que se viera tierno.

      Gracias por ver el error, ya está corregido. Odio que se me escapen las letras Dx

      Besos y gracias por leer siempre.

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