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Culpa

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Advertencias: Contenido homosexual, sexo implícito.

  La luz que se colaba por entre las cortinas, aunque tenue, fue suficiente para perturbar sus sueños. Apretó los párpados un par de veces antes de comenzar a abrirlos, cerrándolos de golpe al sentir la claridad quemar sus retinas.

  Maldito el momento en que se le había ocurrido beber ese otro vaso de licor.

  Nuevamente intentó abrir los ojos, esta vez con más calma, y entonces sí lo consiguió. Aún estaba un poco mareado por lo que al principio no lo notó, pero fue cuestión de instantes para que se percatara de que todo lo que lo rodeaba distaba mucho de pertenecer a su habitación.

  Las paredes blancas, las cortinas en color crudo al igual que el edredón que lo cubría, el aire tan… impersonal de la habitación en sí.

  —Una habitación de hotel —murmuró casi en una pregunta.

  Intentó recordar lo ocurrido la noche anterior pero sentía unas fuertes punzadas en su cabeza. De todos modos hizo el esfuerzo y de a poco las imágenes fueron llegando, al principio bastante borrosas.

  Recordaba haberse separado de su grupo para ir al baño luego del tercer vaso de alcohol. Cuando iba de regreso a la mesa alguien se puso en su camino. ¿Quién? No podía recordar su rostro.

  Esforzándose más consiguió recordar que ese alguien lo invitó a beber algo y él aceptó. ¿Ya estaría borracho? Quizás no; ¿cómo resistir tal propuesta, y más aún con lo costosa que es la bebida en los clubes?

  Casi había escupido al dar el primer sorbo. Eso era algún tipo de licor, bastante más fuerte a la cerveza que acostumbraba beber. De todos modos se terminó el contenido del vaso en cuestión de instantes.

  Podía recordar que otros vasos le siguieron a ese, pero no exactamente cuántos.

  Luego del último comenzó a sentirse mareado. La persona que se encontraba con él se ofreció para ayudarlo a salir del club. “Necesitas aire fresco”, le había dicho.

  —¿Cómo has dormido? —escuchó que preguntaron de repente.

  Volteó a ver hacia el otro lado de la cama. Un joven de tez clara, ojos verdes y cabellos azabaches aún alborotados lo observaba insistente, con una media sonrisa marcada en sus facciones.

  Aquellas lagunas que hasta entonces habían confundido sus recuerdos se desvanecieron al notarse desnudo en la misma cama que otro joven, el cual, al parecer, tampoco vestía ropaje alguno.

  —¿Qué he hecho? —preguntó casi en un sollozo, suplicándole silenciosamente que no corroborara aquellas ideas que lo comenzaban a bombardear.

  —Más bien pregúntate qué te he hecho.

  El tono socarrón del moreno sirvió para que todos los recuerdos de esa noche se agolparan en su mente, amenazando con enloquecerlo. Desde el momento en que ingresaron en ese cuarto de hotel… Todo era ahora tan claro; las imágenes tan nítidas. Las manos del otro desvistiéndolo con frenesí y su boca recorriendo cada porción de piel expuesta mientras él se dejaba hacer como una simple muñeca, deleitándose con los impúdicos roces. Los dedos llegando a aquella zona prohibida que posteriormente fue ocupada por el falo de aquel joven que acababa de conocer. Los gemidos y jadeos que se extendieron la eternidad que pareció durar el acto donde sus cuerpos sudorosos se convirtieron en uno.

  Cubrió su rostro con ambas manos, como si con eso consiguiera ocultar la vergüenza que sentía de sí mismo.

  Culpa…

  Ese sentimiento lo invadió de repente, cuando escuchó el vibrar de su celular y se atrevió a leer el mensaje.

  Culpa…

  “¿Estás bien, mi amor? Te estuve esperando toda la noche, ¿por qué no regresaste? Contéstame. Te amo.”

  —Alice… Lo siento.

  Culpa…

~Fin~